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Astrid Caicedo: una joven cafetera con visión de empresaria y sabor familiar

Para Astrid Carolina Caicedo Díaz, de 15 años, su familia lo es todo… o casi todo.

Estudia en la institución educativa rural Bosconia sede A, donde cursa el grado 10. Sus pasatiempos favoritos son escuchar música, bailar y pasar largas horas leyendo sus libros favoritos.

Su familia está conformada por sus padres Fredy Caicedo y Ana de Dios Díaz, sus dos hermanos, Laura Nataly y Fredy Alberto, y sus sobrinos Sofía y Rubén. Todos llevan consigo la sabiduría de generaciones dedicadas a la tierra: a pesar de los desafíos y a veces hasta las inclemencias del tiempo, su perseverancia nunca desfallece.

Como ocurre con muchas otras familias cafeteras en Colombia, la orografía del país representa un desafío constante. Para llegar a la finca familiar, ubicada en la vereda Cuchilla Alta, en zona rural de Bucaramanga, cerca de la represa homónima, se deben recorrer sinuosos caminos flanqueados de arboles frondosos e imponentes montañas, por lo que llegar hasta su vereda con proyectos como Una nueva generación de empresarios del café, del cual Astrid es beneficiaria, es doblemente meritorio.

Hace algún tiempo, con pala y balde en mano, Astrid y su padre se adentraron en varios puntos estratégicos de la finca para tomar muestras representativas del suelo, etiquetarlas en una bolsa y enviarlas para ser analizadas, todo ello con el fin de mejorar la productividad y la sostenibilidad de sus cultivos de café.

Su padre es un caficultor muy participativo en el municipio, un hombre fuerte y trabajador, con manos curtidas por el sol y la tierra. Se levanta temprano cada día, antes de que salga el sol, para empezar su jornada en el campo. Su rostro refleja determinación y responsabilidad, sabiendo que su trabajo da de comer a su familia. Es un ejemplo de sacrificio y dedicación para sus hijos, quienes lo ven como un héroe que labra el futuro con sus propias manos, siempre con amor por la naturaleza.

Y de este buen ejemplo es que Astrid ha heredado su compromiso y tenacidad para sacar adelante su propio proyecto como beneficiaria del proyecto Una nueva generación de empresarios del café.

Astrid es el reflejo vivo de cada surco arado y cada fruto cosechado por sus padres, con el entusiasmo adicional de que ella ahora también se verá beneficiada con sus propias plantas de café gracias al proyecto.

“Lo que más valoro del proyecto es que es muy integral, pues nos ayudan y nos guían en todo el proceso, desde el establecimiento de los cultivos, pasando por su adecuada fertilización gracias a análisis de suelos, y capacitaciones muy útiles para obtener un buen producto”, reconoce.

En la estación experimental de Cenicafé ubicada en Floridablanca, Astrid participó en una serie de actividades educativas y prácticas, incluidos talleres sobre manejo de cultivo sostenible, manejo integrado de plagas y enfermedades, y métodos de cosecha y procesamiento del café.

En el terreno de la estación, pudo poner en práctica lo aprendido, trabajando con otros chicos del proyecto para aplicar nuevas técnicas y hacer frente a desafíos comunes.

Y tras cada capacitación, Astrid vuelve a su finca con conocimientos y habilidades recién adquiridos y una renovada inspiración para cultivar café de forma sostenible y mejorar su calidad de vida.

Todo esto le ayuda a mirar el futuro con optimismo, confiada en que ella también se convertirá en una nueva empresaria del café, para su propio beneficio, el de su familia y el de su comunidad.

“Me entusiasma mucho que gracias a todo el apoyo del proyecto podré seguir dedicándome al café, como mi familia, pero con más herramientas y conocimiento”, agradece.